logotipo cabecera
RESPETO y VERGÜENZA
21 de Febrero de 2022

El pasado 16 de febrero se anunció, a bombo y platillo, la inclusión de los niños menores de 3 años en los colegios públicos, a partir del próximo curso escolar. Una medida, parece ser, respaldada por todos los grupos parlamentarios.

Decisión tomada con demasiada premura, imprevisión y sorpresa, como para que las razones expuestas sean en beneficio del periodo más sensible del ser humano. Los más pequeños requieren afecto, calma, ternura, comprensión, seguridad, respeto… Nada de esto, ni de las características propias de la etapa, se han tenido en cuenta.

Una resolución que llega sin ser meditada, sin estar avalada por los expertos en educación, ni por los especialistas en neurología infantil y, por supuesto, sin ser consensuada con los profesionales, con ninguno; ni con los que llevan décadas dando valor a esta importantísima etapa y protegiéndola, ni con los de los centros que tendrían que acogerles (que, enterados a pocos meses, de la supuesta entrada en vigor, fueron los primeros sorprendidos).

La Educación Infantil, según la LOMLOE, es una etapa educativa única, con identidad propia, organizada en dos ciclos que responden a una misma intencionalidad educativa.

Cada tramo educativo requiere un tipo de construcción, espacio, mobiliario, material, etc. propia de su actividad, necesidades y particularidades de la edad de desarrollo. En 0-3 años, a modo de gran familia, se requieren instalaciones específicas, centros pequeños, donde los niños puedan conocer a todos los adultos e iguales y establecer vínculos afectivos, en entornos seguros, que propicien un clima saludable y promuevan la autonomía.

Si de verdad quieren dar a la educación la importancia trascendental que merece, destinen ese dinero (y más) para, por ejemplo, bajar la ratio de las aulas, aprovechando el descenso de la natalidad, aportando por fin algo de calidad.

Nosotras, además de apelar a la responsabilidad de las instituciones, también apoyamos la gratuidad de la educación desde el nacimiento, pero hay otros modos más respetuosos con los niños, porque ya se hizo suficientemente mal con el segundo ciclo de la Educación Infantil (3-6 años) y muchas han sido las consecuencias físicas, afectivas y emocionales, que los organismos de protección de la infancia siguen denunciando, ante una sociedad y unos dirigentes nada sensibles y, al parecer, solo perturbables por consecuencias económicas. También las habrá, y no pocas.

Que el propio sistema educativo se convierta en un depredador es demasiado grave para callarnos. Y si persisten en ello, no queremos formar parte de esta vergüenza.





























    RESPETO y VERGÜENZA
    Share by: